Aunque el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, ha explicado que «a causa del intenso frío de estos días, el Papa Francisco, de 86 años, seguirá el Vía Crucis de esta noche desde (su residencia) Casa Santa Marta, uniéndose a la oración de quienes se recogerán con la diócesis de Roma en el Coliseo», Francisco sí que ha presidido los oficios de Semana Santa de este Viernes Santo en la basílica de San Pedro, aunque con la voz un poco tomada.
Los médicos y colaboradores del Papa llevan varios días aconsejándole máxima prudencia para evitar recaídas, pues el sábado pasado fue dado de alta del hospital donde tuvo que ser ingresado a causa de una bronquitis infecciosa. El pontífice siguió allí una convalecencia de tres días. Francisco ha consentido renunciar al Vía Crucis, pero no a los oficios en la basílica.
Al filo de las cinco de la tarde, el Papa ha llegado a San Pedro en silla de ruedas y ya revestido para la ceremonia. En la tradición vaticana, precisamente evocando la muerte de Cristo, el Papa guarda silencio durante la ceremonia de este día y evita tener la homilía, aunque sí que guía las oraciones. Francisco, que tenía buen aspecto, ha seguido la liturgia desde uno de los pilares de la basílica, frente a la estatua de San Pedro, y ha escuchado la meditación del predicador de la Casa Pontificia, el cardenal Raniero Cantalamessa.
Para esquivar los problemas de movilidad del Papa, el rito ha sido modificado y se ha eliminado el tradicional gesto penitencial de este día, cuando el pontífice rezaba unos minutos postrado en el suelo. El Papa ha escuchado la narración de la Pasión según San Juan, cantada por tres diáconos , entre ellos el español Héctor Devesa; no se ha desplazado para besar el crucifijo sino que se lo han acercado; y lo ha alzado con la ayuda del maestro de ceremonias.
El Papa no ha faltado a ninguna ceremonia
El pontífice no ha faltado a ninguna ceremonia esta Semana Santa. Un día después de salir del hospital presidió la misa del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro, y el miércoles también asistió muy abrigado a la audiencia general con peregrinos al abierto. Aunque tenía buen aspecto, no pudo evitar toser y hablar con voz tomada.
Este Jueves Santo presidió sin problemas dos ceremonias. La primera, la misa crismal en el Vaticano ante miles de sacerdotes; y la segunda, el inicio del Triduo Pascual en una cárcel de menores de Roma, donde lavó los pies a doce internos.
Al Papa Francisco le esperan aún dos grandes ceremonias esta Semana Santa. Esta sábado presidirá la Vigilia Pascual en la basílica de San Pedro a las 19:30; y el Domingo de Resurrección a primera hora celebrará una misa en la plaza e impartirá la bendición «Urbi et orbi», a la ciudad y al mundo, con su tradicional mensaje pascual.
Esta noche, por primera vez en su pontificado no asistirá al Vía Crucis de Semana Santa. Su ausencia, además de alimentar rumores sobre su salud, no le ahorrará otra seria polémica. Mientras que el año pasado el Vaticano se vio obligado a cancelar una de las meditaciones de este rezo en la que dos mujeres de Rusia y de Ucrania llevaban juntas la cruz y rezaban por la paz; este año el Vaticano ha incluido de nuevo una reflexión sobre las consecuencias de la guerra, preparada por dos adolescentes de Rusia y Ucrania, pero no ha dado a conocer el texto hasta media tarde de hoy para esquivar las presiones.