En las narrativa de las empresas que dejaron de volar, no se relata que, por ejemplo, sus operaciones no contaban con un soporte financiero suficiente.
Sin desconocer la coyuntura internacional y factores internos como el precio disparado del petróleo, tasa de cambio, inflación y el regreso de impuesto a tarifa full, existen aspectos concretos sobre la operación de las aerolíneas Viva Air y Ultra Air que incidieron en su quiebra. CAMBIO, con ayuda de expertos que trabajan en el sector y prefieren no ser identificados, reconstruye esos motivos que no son mencionados por las firmas aéreas que se fueron en picada.
Aunque Ultra Air arrancó su operación en 2022, ¿sabía usted que se registró dos años antes en la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño como una microempresa con apenas un capital suscrito de 1.026 millones de pesos?
En el caso de Viva Air, en 2012 inició con una participación de 3,5 por ciento, cinco años después ya tenía el 13,5 por ciento y en 2022 cerró mordiendo 20,6 por ciento del mercado, pero ¿sí contaba con el patrimonio para soportar ser el competidor que más crecía en el mercado?
Antes de desarrollar esas preguntas, empecemos describiendo el modelo low cost o de bajo costo de estas dos aerolíneas, el cual consiste en desagregar el producto para adaptarlo a las necesidades de cada cliente. Las empresas con este modelo obtienen recursos por dos vías: la primera, la venta de tiquetes, que ofrecen a costos bajos y cuyos recursos se van en su gran mayoría a tasas e impuestos. La segunda, y donde está el punto álgido del negocio, son el pago de servicios complementarios: maleta grande, fila preferencial, elección de asiento, comida a bordo, entre otros.
El modelo de bajo costo es viable con la movilización de un número importante de pasajeros, superior a una ocupación del 80 por ciento por trayecto y con una estructura que minimiza constantemente los costos operativos y administrativos. Eso último es posible por el funcionamiento liviano que les proporciona el alquiler de aviones, en algunos casos bajo la figura de leasing. Aquí, vale la pena mencionar, se presentó algo parecido a un cambio de reglas, porque las arrendatarias de los aviones empezaron a exigir pagos por adelantado, lo que terminó estrangulando la poca liquidez de estas empresas.
Tomado de la Revista Cambio.